El conserje jubilado: El último burlón

En el salvaje oeste los burlones duraban poco

Un poco de historia

Detrás del Conserje Jubilado se esconde Chimo, un amable y tranquilo jubilado. Por las noches cambia su apacible vida, se enfunda sus mallas, afila sus lápices y se convierte en "El Conserje Jubilado" dispuesto a plasmar sobre un papel en blanco cualquier idea que se le pase por la cabeza, con la única y sana intención de sacarte una sonrisa.

Todo empezó cuando la empresa en la que Chimo llevaba trabajando toda su vida acabó cerrando. A los 57 años encontró trabajo como conserje en el 257 de la calle Còrsega. A los pocos meses se dio cuenta que le sobraba tiempo y decidió recuperar una vieja afición que tenía desde jovencito: Dibujar. Y así empezó a colgar un chiste diario en la puerta, firmando como "El Conserje". Poco a poco, la gente del barrio agradeció la propuesta y cada vez más gente hacía su parada en la portería para contemplar el chiste del día y así "iluminarles la monotonía" como diría uno de los vecinos.

Pasaron los años y llegó la hora de la jubilación. Chimo pensó que su historia como dibujante de portería se había acabado. Se equivocó. Su sustituto, Joan, empezó a recibir cartas de los vecinos pidiendo la vuelta del chiste. Y así Chimo volvió como "El Conserje Jubilado". Y sigue colgando puntualmente su dibujo diario no sólo en la portería de la calle Còrsega, si no también en el quiosco de Jaume en Fabra i Puig (abriendo sucursales)...

Y ahora se estrena en internet. Si te pilla muy lejos para ver sus chistes colgados, ahora los puedes disfrutar desde tu casa. Avisamos: Chimo se defiende mejor con los pinceles que con el teclado, así que si pasan cosas raras en este blog no os extrañéis... Lo acabaremos arreglando.

El conserje jubilado

martes, 11 de julio de 2017

El último burlón

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